23 de abril de 2007

RUDIMENTÄR

«No le des la bola, vos quedate ahí, vamos a pedir una otra, yo te invito, keine Panik, lo que pasa es que los alemanes lo que tenemos es mala prensa. Un tipo de cualquiera parte del mundo bebe y canta a los gritos: ¿Qué es? Es un borracho y basta. Un alemán que hace la misma cosa es un Nazi. Wie gesagt, mala prensa.
«A estos pobres tipos no hay que tenerles miedo. No, no son Neonazis… son proletas sin rumbo, cómo dice… perros empapados, sin olfato. Tienen una violenta acumulada, qué te digo, no sé. Pidamos otra.
«La letra es medio tarada pero a mi me gusta, ¿querés te traduzo?: “todo tiene un final, solo la salchicha tiene dos”, o algo así. Parecen tonto, y sí, están un poco idiota, no sé, ¿cómo se dice fertig?, son, cómo decirlo, borrachos subsidiados.
«No, lo que pasa es que vos tenés que estar de acá para entender esto: esta paz social, que le dicen, la Sozialhilfe, los subsidios, no sirve, no sirve para nada, te lo digo: la ayuda social y toda esa mierda no sirve para mierda…
«Qué te digo no sirve, claro que sirve, control y estadística… Sirve para castrar la autogestión, comprar la rebeldía. Es el mejor remedio contra la rebeldía.
«Se acabó la lucha de clases, muchachos. Ahora tenés subsidio, televisión y Bildzeitung.
«Así la gente ya está vuelta corderito dependiente, niños boludos avejentados, intoxicados de socialdemocracia y alcohol barato.
«Ya no le importa nada. No existe autogestión. Pusilánimes ancianos a los treinta, no luchan, no protestan. No sea que vaya perder el puto subsidio…
«Ya no salen a la calle a llenar plazas, a boxear policías… salen, solo salen a la calle para llenar su refrigeradora de cerveza y Würstschen… porque todo tiene un fin pero la Würstschen tiene dos.
«No, el socialismo del otro lado no creo era mejor.
«No me hagas caso, yo qué se, yo sólo viví de este otro lado, y este otro lado, Kreuzberg y Schöneberg, era una fiesta, una isla de fiesta.
«Acá la cosa siempre fue otra cosa. A veces se lo extraño. Se ganaba dinero de nada, se trabajaba poco. Un ghetto muy divertido. Sobretodo Kreuzberg y Schöneberg. Media ciudad sitiada, conectada al resto de occidente solamente por aire y carretera.
«Se estaba bien, era una jaula feliz, se estaba muy bien. Era fácil conseguir becas de estudio. Nadie quería quedar allí entonces. Ningún careta.
«En los sesenta acá la Uni era un bonito kilombo, una vanguardia del kilombo en un país ordenadito y devoto del plan Marshall y su milagro. La FU, sobretodo, tenía un staff interesante de profesores y una banda de estudiantes rabiosos, pasotas de todo el mundo, muchos de los tipos que hicieron más tarde el sesenta y ocho francés.
«Yo conocí al rey de todos ellos. Genau en el 68.
«Rudi era estudiante de filosofía en la FU. Un tipo muy querido, Rudi. Un muchacho desgarbado con uno de esos flequillos de lado tan de la época. Venía del este pero se había pasado en el 61, por la época que hacían el Muro.
«No parecía un líder, un revolucionario, parecía un no sé, era un Ossi que vivía del otro lado, no se bien cómo, parecía, parecía un poeta.
«Para la época que lo conocí ya era el Líder del movimiento estudiantil de todo la Alemania Federal. Ojo, el tipo era un cabeza, fundador del Congreso Internacional de Solidaridad con Vietnam, Marxista crítico, atento lector de Benjamín, de Adorno, discípulo de Marcuse. Also, un hijo Ossi de la Frankfurterschule.
«Yo tenía diecisiete por estos días. Él acababa de volver de Praga. Se comentaba por todos lados. La primavera ya era verano.
«Yo tenía diecisiete y trabajaba en la farmacia de la esquina, de la esquina de la casa de Rudi.
«No servía para mucho yo, ni para muchacho de los mandados servía… Pero, no sé, el dueño de la apoteca, el boticario, era amigo de mi padre y le había pedido por favor…
«Tomátela toda así pedimos otra. El vodka acá se toma bien frío. Lo dejás en el congelador y no congela. El vasito también tiene que estar helado. ¿Qué te estaba diciendo?
«Mi padre era uno de esos tipos que creen que el trabajo encausa, que corrige. Muy alemán, mi padre.
«La farmacia estaba en la esquina de la casa de Rudi, also, su casa, la sede de la Liga de Estudiantes Socialistas, la casa de los Locos de la Comuna, ahí sobre la Ku´Damm, esa era su casa, ahí vivía con su chica y un bebe que acababan de nacer.
«La apoteca cerraba un par de horas a mediodía. En esos tiempos trataba de sobrevivir pisando la casa de mis padres lo más poco posible.
«Tenía un amigo cerca donde gastar este tiempo, y mi amigo tenía una hermana mayor, mucho mayor, absolutamente mayor a todo lo que yo conocía de la belleza del mundo entonces, jedenfalls, ese día no, ese día anduve solo.
«Estaba aburrido de todo, viste cómo se está cuando se tiene diesisiete. Anduve vagando por los cercanos del Zoo. Hacía demasiado calor y volví al rato otra vez a la esquina. No había nadie, ni un alma, en la calle.
«No quería pasar por lo de mi amigo ese día, su hermana se había dado cuenta de el estado de las cosas... Me acuerdo que el día anterior me había abierto la puerta, me sentí herido de muerte, me mira así de una manera, hola kleine, o algo así, me dice, en fin, no viene al caso.
«Me senté a esperar enfrente. Y ahí fue que lo vi, como tantas otras veces, salía de su casa en bicicleta, hacia la esquina, hacia la farmacia (son unos pocos metros). Seguro que va a comprar algo para el bebe, pensé.
«Un bebe tenía. No, por supuesto que todos sabíamos quien era, ese flaco medio jipi es del barrio, todo el barrio sabíamos quien eran La Comuna.
«Me recuerdo que se miró el reloj para esperar la farmacia abrir, quince minutos más, así que quedó esperando, sentado en su bicicleta, el pies apoyado en el cordón.
«Sacó del bolso un libro, o un cuaderno. Un bolsito, no uno de esos verdes de lona, era un bolsito muy guapo, de cuero, me recuerdo.
«Era uno de esos bolsitos que yo quería, yo soñaba con uno de esos bolsitos como el de Rudi Dutschke… Ich meine, Scheiße, yo estoy mirando cuando pasa todo…
«No sé de dónde aparece ese idiota, ese Arschloch, no sé lo que le dijo. De pronto le grita: «Comunista de mierda» y saca una pistola, saca una pistola el idiota y dispara…
«No sé, no sé qué me pasaba, no conseguí moverme, no sé, la pistola brilló en el sol… o fue un fuego el rayo del disparo. Rudi saltó de la bici y se le fue encima lleno de sangre.
«No sé si vi esa sangre o después, después la vi, la cara llena de la sangre, no me recuerdo bien, el tipo disparó otra vez, dos veces, tres… Ich weiß´s nicht.
«El tipo tiró el arma y salió a correr… escapó.
«Rudi quedó ahí tirado en la vereda, y yo no me podía mover.
«Después… después crucé, después, cuando vi que trataba…
«Luego consiguió levantarse, dar unos pasos, vuelve a caer…
«Grita: ¡Mamá! ¡Papá! ¡Soldados!
«Me acerco a Rudi sin animarme a tocarlo, ya no se mueve.
«Era un día de sol, mucho calor me recuerdo, me recuerdo de mi propia sombra sobre el cuerpo de Rudi mientras lo miraba, se me nubló su cuerpo, la calle…
«Lloraba.
«Lloraba ahí cuando escuché sirenas. Entonce corrí, also corrí a la casa, a esconder ese miedo, a esconder que lloraba.
«Fue después que me enteré, en la tele. Dijeron en la tele: Rudi no ha muerto.
«Cuando salió del Klinik juntó familia y cosas y se fue del país.
«Pero algo se le quedó adentro, un pedazo de plomo, no sé, un pedazo de bala se le quedó apuntado, atragantado en la cabeza, clavado desde esos tiempos.
«No hay más nada ahora, como quien dice, no hay más nadie, no hubo más nada, ich meine, ninguna lucha salvo lo del Muro, después, que fue una lucha que yo casi no vi todo lo que pasó, pasó del otro lado de la pared.
«Pero, ves, esa fuerza también se calma, se acostumbra, se adocena, se compra con seguro al desempleo, plebeyo controlado, plebeyo esclavo de un subsidio, como si el ángel de la libertad, de la lucha rebelde, nos abandonaría o se fue avergonzado…
«O quizás aceptó él mismo un puesto en la banca de los Verdes.
«No, Rudi murió mucho después en el exilio, en Dinamarca. La bala, ese pedacito de bala, no lo dejó nunca. Se tomó más de diez años en matarlo.»

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